Según
el Diccionario de uso del español de Maria Moliner un bulevar es una “Calle ancha con árboles y
un paseo central”. Y Málaga necesita para materializar sus grandes ejes urbanos
esas dos “calles anchas con árboles y un paseo central”.
Málaga necesita convertir en bulevar
el eje que forman el Paseo del Parque, la Plaza de La Marina y la Alameda. Y
otro gran eje, el que forma el actual cauce del Guadalmedina. Dos grandes bulevares, unidos entre si por una gran intersección a la altura del
actual Puente de Tetuán que convertirán, estoy seguro, la actual Málaga en una
nueva ciudad.
Necesitamos el primer eje. El de
Parque-Plaza de La Marina-Alameda. Y lo necesitamos como una gran avenida con
árboles y un paseo central peatonal. Sin interferencias exteriores. Sin metro
“ligero”, ni tranvía “pesado”. Un paseo central por el que, aunque resulte
redundante, se pueda pasear, andar, solazarse, descansar. Un bulevar con dos
calzadas laterales para el tráfico en superficie y un espacio central, desde la
rotonda central frente al Hospital Noble hasta la nueva rotonda central en el
Puente de Tetuán. Bulevar que enlazará con la otra gran zona peatonal de la
ciudad. Con el eje de calle Larios y calle Granada. Con el entorno de la
Catedral. Con la Málaga del siglo XIX. Con una ciudad que invite a pasearla.
Y un segundo eje, desarrollando las
ideas ya aprobadas por todas las Administraciones para la remodelación del
cauce del Río Guadalmedina, en la que domina la idea central de un espacio para
paseo, unas riberas arboladas y calzadas laterales para el tráfico en
superficie, suprimiendo los actuales muros divisorios y poniendo en valor las
fachadas de ese nuevo gran bulevar. Bulevar que también enlazará con la espalda
de esa Málaga del siglo XIX que tiene otros ejes vectores en calle Carreterías
y aledaños. Con la Alameda de Colón y el Soho. Con la nueva Trinidad,
Capuchinos y Martiricos.
Los dos bulevares exigen también
llevar el metro hasta La Malagueta y prolongarlo a El Palo. Unir por el
subsuelo, en una gigantesca T, el Norte,
Sur y Oeste de la ciudad, instalando en las cabeceras de las líneas grandes
aparcamientos públicos, con precios muy bajos, que inviten a abandonar el
vehículo privado y usar el transporte público.
Dos bulevares que habrían de ser los ejes
vectores de la nueva ciudad del siglo XXI. De esa ciudad viva que necesita
cuidados diarios, reformas urgentes, pero, sobre todo, grandes ideas a
desarrollar a medio y largo plazo.
El
reposo de las ideas, la programación pensando en que será otro el que
inaugure la obra soñada, la generosidad de saber que tú pasarás al anonimato
pero tu esfuerzo de hoy servirá para hacer duradera una idea, chocan
con el cortoplacismo en el que está instalada la sociedad, la clase política.
Asistimos diariamente al espectáculo
de ver como, la más de las veces, la clase política no dedica tiempo a pensar,
reposar las ideas, contrastarlas sin apasionamiento y a hacer propuestas más
allá de lo que el titular de prensa o el último chat exige de hoy para hoy.
Pero ya es hora de que nos planteemos cual es, entre otras ideas-fuerza, el
modelo de ciudad que queremos para las próximas décadas. Y aquí es donde hay
que ubicar el proyecto de estos dos bulevares.
Y ha de ser nuestro Ayuntamiento el
que haga suya, si así lo acepta, esta propuesta. Ayuntamiento, como todos,
considerado siempre como una Administración menor de edad, a la que se le quita
competencias, se vigila por controladores a los que nadie controla y, las más
de las veces, se les saquea de dinero, competencias y territorio. Y ha de ser
nuestro Alcalde, como ya ha hecho, el
que presente un proyecto ilusionante de ciudad.
Pero todo lo anterior está resultando prácticamente
imposible. Vemos a diario que la ciudad es algo de la que no puede disponerse,
cuando para sacar adelante cualquier idea que apoya la lógica y la ciudadanía,
hay que negociarlo con otras Administraciones que ni colaboran, ni comprenden,
ni arriesgan nada por la ciudad y sus ciudadanos. No y mil veces no. Nosotros
elegimos a nuestro Ayuntamiento para que planificara y dirigiera la ciudad. Y ha
de ser este Ayuntamiento, democráticamente elegido, el que ha de proponer las ideas que hagan posible una Málaga mejor.
Sabemos que no hay dinero. Pero lo que
debemos proponer no es algo a ejecutar de inmediato. Ha de formar parte de un
proyecto de ciudad que debe ser asumido, en primer lugar, por los malagueños,
que somos los que debemos decidir qué ciudad queremos, los que pagamos
impuestos para que nuestros anhelos sean factibles, los que elegimos a los
políticos para que conviertan en realidad aquellas ilusiones. Lo que opinamos
los malagueños sobre el Parque, la Alameda y el Guadalmedina ya se sabe
sobradamente. Los políticos lo que tienen que hacer es bajar a la calle y oir
este clamor ciudadano. Queremos una Málaga mejor. Queremos una ciudad de y con
futuro. Exigimos que el dinero público de todas las Administraciones se
invierta en aquello que los ciudadanos
piden.
Para ello es necesario un Pacto por
Málaga. Hecho desde Málaga y por los malagueños. Por nuestro Ayuntamiento. Y
que las otras Administraciones, de una vez por todas, acaten los deseos de sus
ciudadanos, acepten la competencia indiscutible del municipio y ayuden a conseguir lo que queremos. Entre ello, los
dos bulevares.
Luis Merino Bayona.
Ex Acalde de Málaga.
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